Juan Blanco
2004-01-13 11:05:46 UTC
Hola a todos
(disculpad la extensión del mensaje) :
Sin querer obviar las reiteradas barbaridades perpetradas por
la religión cristiano-católica en nombre de sus dogmas, y de las
religiones en general tiñendo de sangre la Historia humana, también ha
habido ateos persiguiendo a creyentes: además del Nazismo (de ateísmo
ambiguo), que exterminó a los judíos por su raza "y" por su religión,
está la ofensiva contrarreligiosa que se practicó desde la
instauración del comunismo en la URSS y países satélites. No tengo
noticias de asesinatos, pero sí de represión absoluta de la
religiosidad pública y privada, y de abjuración, autocensura y miedo
generalizados en las poblaciones. Y conociendo como se las gastaban
los soviéticos, no me extrañaría que hubieran enviado gente a Siberia
por sus creencias o prácticas religiosas, o cosas peores...
Sirva esto de introducción para lo que quiero decir, que
sociólogos y antropólogos saben hace tiempo, pero que se pierde de
vista muchas veces: la Religión es "sólo" un instrumento del Poder,
como lo fueron previamente las magias y tabúes, como lo han sido
siempre la ideología y lenguaje dominantes o el nacionalismo
excluyente y agresivo, y como lo es ahora -tiempos más relajados y
sutiles- la TV y demás Medios, la censura o lo políticamente correcto.
Pues el verdadero enemigo y verdugo del hombre es el Poder, y
cualquier instrumento sirve a sus fines de perpetuar la explotación de
unos pocos sobre todos los demás, que es la ecuación clave de la
Historia y su ignominia. Aunque soy laico, no mantengo esperanzas de
que la extensión del laicismo sirva para el progreso social, pues el
Poder -perverso pero listo- ya ha comprendido hace tiempo que la
Religión está obsoleta y no cumple su papel controlador y conformador,
por lo que ha ido urdiendo estrategias alternativas de alienación y
represión, activas o subliminales, para las cuales es pilar básico la
TV y demás Medios de "desinformación", como cabalmente los denomina
García-Calvo.
Si nos damos cuenta, la TV -y en menor medida, los demás
Medios- ejerce actualmente un muy parecido papel ritual (casi
litúrgico, en algunos aspectos), homogeneizador y de manipulación de
las conciencias que ejerció la Iglesia durante dos
milenios, y su progresivo desarrollo tiene muchas similitudes con el
de esa Iglesia: también la TV se está haciendo cada vez más autista,
invasiva, inmodificable y absurda en sus manifestaciones, alejándose
hasta las antípodas de su mensaje "evangélico" original de ofrecer
información, cultura y progreso para todos. La TV y su protegido el
Fútbol son ahora el opio del pueblo, y cualquiera puede comprobar la
anuencia -y la anomia- social absoluta que hay sobre el asunto: todo
el mundo ve la TV y persigue el ubicuo Fútbol, compra lo que anuncia
la Publicidad de TV, piensa y teme según las consignas
sociopolíticas -de uno y otro signo- que difunden continuamente esa TV
y el resto de los Medios. Medios que, por otra parte, han conocido una
hipertrofia y una concentración apabullantes, en consonancia con la
hipertrofia y concentración de los centros reales de Poder planetario.
La reciente estrategia apocalíptica de tales Medios es reveladora de
todo esto: en un momento de crisis ideológica y de ofensiva
contrasocial (por la debacle de la izquierda y la eclosión de un
mundial-capitalismo sin disfraces), se ha aterrorizado y desactivado a
los pueblos desarrollados con mentiras y entelequias, cuando no con
terrores provocados por los mismos gobiernos que de ellos dicen querer
salvarnos... (Es revelador, por ejemplo, el perverso papel que
tuvieron la TV y la radio en la preparación y extensión de los
genocidios de Bosnia y Ruanda).
Sé que es un punto de vista extraño, pero además -pese a ser
absolutamente agnóstico- considero que la pérdida de influencia de la
Religión, sin que haya habido tiempo de generalizar y asimilar una
Ética social alternativa (la irrelevancia escolar de la "voluntaria"
Ética es notoria), no conduce a nada bueno. Y ese "nada bueno" puede
vislumbrarse ante la generalización del individualismo y de la
insolidaridad práctica, ante el "todo vale" político y empresarial,
ante el cinismo fiscal explícito, ante el triunfo de la basura
televisiva, ante una cultura definitivamente banal y grotesca, ante la
desaparición o tergiversación de los valores y el desprestigio de la
espiritualidad... y, en fin, ante la sensación difusa pero creciente
de que los poderosos tienen ahora menos cortapisas morales que las
pocas que tenían antes. Ya no hay pecado ni infierno, y ningún
poderoso tabú moral se interpone ahora entre la avaricia y maldad de
los que pueden ejercerlas y la indefensión de nosotros todos los
demás. Entretanto, las buenas gentes que van asumiendo el desprestigio
de la Iglesia, se echan en brazos de los videntes, curanderos o
telepredicadores y -los no tan ignorantes-abrazan con renovada fe esa
anodina e irritante "eco-new age" que lo invade todo.
Por eso, amigos laicos: abajo las Iglesias y... ¡que Dios
nos coja confesados!... :-)
Salud
Juan Blanco
(disculpad la extensión del mensaje) :
Sin querer obviar las reiteradas barbaridades perpetradas por
la religión cristiano-católica en nombre de sus dogmas, y de las
religiones en general tiñendo de sangre la Historia humana, también ha
habido ateos persiguiendo a creyentes: además del Nazismo (de ateísmo
ambiguo), que exterminó a los judíos por su raza "y" por su religión,
está la ofensiva contrarreligiosa que se practicó desde la
instauración del comunismo en la URSS y países satélites. No tengo
noticias de asesinatos, pero sí de represión absoluta de la
religiosidad pública y privada, y de abjuración, autocensura y miedo
generalizados en las poblaciones. Y conociendo como se las gastaban
los soviéticos, no me extrañaría que hubieran enviado gente a Siberia
por sus creencias o prácticas religiosas, o cosas peores...
Sirva esto de introducción para lo que quiero decir, que
sociólogos y antropólogos saben hace tiempo, pero que se pierde de
vista muchas veces: la Religión es "sólo" un instrumento del Poder,
como lo fueron previamente las magias y tabúes, como lo han sido
siempre la ideología y lenguaje dominantes o el nacionalismo
excluyente y agresivo, y como lo es ahora -tiempos más relajados y
sutiles- la TV y demás Medios, la censura o lo políticamente correcto.
Pues el verdadero enemigo y verdugo del hombre es el Poder, y
cualquier instrumento sirve a sus fines de perpetuar la explotación de
unos pocos sobre todos los demás, que es la ecuación clave de la
Historia y su ignominia. Aunque soy laico, no mantengo esperanzas de
que la extensión del laicismo sirva para el progreso social, pues el
Poder -perverso pero listo- ya ha comprendido hace tiempo que la
Religión está obsoleta y no cumple su papel controlador y conformador,
por lo que ha ido urdiendo estrategias alternativas de alienación y
represión, activas o subliminales, para las cuales es pilar básico la
TV y demás Medios de "desinformación", como cabalmente los denomina
García-Calvo.
Si nos damos cuenta, la TV -y en menor medida, los demás
Medios- ejerce actualmente un muy parecido papel ritual (casi
litúrgico, en algunos aspectos), homogeneizador y de manipulación de
las conciencias que ejerció la Iglesia durante dos
milenios, y su progresivo desarrollo tiene muchas similitudes con el
de esa Iglesia: también la TV se está haciendo cada vez más autista,
invasiva, inmodificable y absurda en sus manifestaciones, alejándose
hasta las antípodas de su mensaje "evangélico" original de ofrecer
información, cultura y progreso para todos. La TV y su protegido el
Fútbol son ahora el opio del pueblo, y cualquiera puede comprobar la
anuencia -y la anomia- social absoluta que hay sobre el asunto: todo
el mundo ve la TV y persigue el ubicuo Fútbol, compra lo que anuncia
la Publicidad de TV, piensa y teme según las consignas
sociopolíticas -de uno y otro signo- que difunden continuamente esa TV
y el resto de los Medios. Medios que, por otra parte, han conocido una
hipertrofia y una concentración apabullantes, en consonancia con la
hipertrofia y concentración de los centros reales de Poder planetario.
La reciente estrategia apocalíptica de tales Medios es reveladora de
todo esto: en un momento de crisis ideológica y de ofensiva
contrasocial (por la debacle de la izquierda y la eclosión de un
mundial-capitalismo sin disfraces), se ha aterrorizado y desactivado a
los pueblos desarrollados con mentiras y entelequias, cuando no con
terrores provocados por los mismos gobiernos que de ellos dicen querer
salvarnos... (Es revelador, por ejemplo, el perverso papel que
tuvieron la TV y la radio en la preparación y extensión de los
genocidios de Bosnia y Ruanda).
Sé que es un punto de vista extraño, pero además -pese a ser
absolutamente agnóstico- considero que la pérdida de influencia de la
Religión, sin que haya habido tiempo de generalizar y asimilar una
Ética social alternativa (la irrelevancia escolar de la "voluntaria"
Ética es notoria), no conduce a nada bueno. Y ese "nada bueno" puede
vislumbrarse ante la generalización del individualismo y de la
insolidaridad práctica, ante el "todo vale" político y empresarial,
ante el cinismo fiscal explícito, ante el triunfo de la basura
televisiva, ante una cultura definitivamente banal y grotesca, ante la
desaparición o tergiversación de los valores y el desprestigio de la
espiritualidad... y, en fin, ante la sensación difusa pero creciente
de que los poderosos tienen ahora menos cortapisas morales que las
pocas que tenían antes. Ya no hay pecado ni infierno, y ningún
poderoso tabú moral se interpone ahora entre la avaricia y maldad de
los que pueden ejercerlas y la indefensión de nosotros todos los
demás. Entretanto, las buenas gentes que van asumiendo el desprestigio
de la Iglesia, se echan en brazos de los videntes, curanderos o
telepredicadores y -los no tan ignorantes-abrazan con renovada fe esa
anodina e irritante "eco-new age" que lo invade todo.
Por eso, amigos laicos: abajo las Iglesias y... ¡que Dios
nos coja confesados!... :-)
Salud
Juan Blanco